Desde ASCEL (Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico) y Ecologistas Extremadura abordamos sorprendidos las opiniones vertidas recientemente sobre el lobo y la sobrepoblación de ungulados en Monfragüe y su entorno.Vivimos tiempos en los que la conservación de la biodiversidad y el restablecimiento de los ecosistemas funcionales con todos sus elementos son asuntos prioritarios no discutidos ni discutibles.
Es sabido que la falta de una especie en el medio natural puede provocar graves desequilibrios en el ecosistema. Si esta especie es un gran carnívoro, el mayor y único del medio, este efecto es especialmente marcado.
El área de Monfragüe y su entorno, además de ser un espacio con un elevado grado de protección natural, alberga densidades elevadas de herbívoros silvestres (ciervos y jabalíes) y carece desde hace décadas del único carnívoro capaz de predar sobre ellas: el lobo. Estudios llevados a cabo en 1997 no consiguieron detectar la presencia permanente de la especie en la Comunidad Extremeña.
Como ejemplo, en el primer Parque Nacional del planeta, Yellowstone, tras una intensa persecución que desembocó en la extinción en los años 30, se llevó a cabo un proyecto de reintroducción del lobo. Los resultados tras quince años de regreso del lobo a Yellowstone son muy favorables para el ecosistema ya que la presencia de este carnívoro parece haber corregido los desequilibrios generados por un exceso de mesopredadores y ungulados silvestres y la presión excesiva de estos últimas sobre la vegetación y la competencia que perjudicó otras especies.
Queremos añadir que ningún control o predación de especies como los ciervos o jabalíes puede ser llevada a cabo de forma más eficaz que por los predadores naturales. La caza humana es siempre una forma de selección artificial y sesgada que puede ser admitida pero nunca sustitutiva de las verdaderas relaciones ecológicas y tróficas que rigen los ecosistemas naturales con todos sus elementos.
El comunicado en el blog de Ecologistas Extremadura: VER NOTICIA