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Cada año, más de medio millar de perros y gatos son «exportados» desde perreras o centros de acogida vascos a Alemania, Suiza u Holanda. Una práctica que un duro informe de una ONG alavesa denuncia como ausente de control.
Joseba VIVANCO
Las exportaciones de perros y gatos a otros países europeos son masivas, en cantidades industriales». Así de tajante lo denuncia el informe presentado ayer por la sociedad protectora de animales y plantas de Araba Vicky Moore, quien añade que esta `moda', adoptada desde hace unos años como alternativa al sacrificio de cientos de animales en perreras municipales, se lleva a cabo sin apenas control de a dónde van a parar todos esos ejemplares que viajan rumbo a lugares como Alemania u Holanda.
«La solución no está en la exportación de los animales abandonados a otros países, y menos si no sabemos dónde van exactamente, con quién y cómo. En muchos casos el nuevo destino puede ser más cruel para los animales, que el inaceptable sacrificio en su propio país», puso sobre la mesa ayer esta asociación presidida por la veterana defensora de los animales Rosa Letamendia, al avanzar las líneas de su amplio informe de medio millar de páginas que recoge esta práctica no sólo en suelo vasco -y más detalladamente en el caso alavés-, sino a nivel del Estado español.
Lo cierto es que ésta no es una denuncia novedosa. En abril pasado, la Asociación Animalista Aprova se manifestó en Bilbo contra el «exterminio y exportación» de perros y gatos, asegurando que sólo desde Bizkaia se envían unos 900 canes cada año -250 según el Ayuntamiento bilbaino, parecida cifra que Gasteiz- al centro de Europa.
La mediación de numerosas asociaciones o entidades para buscar nuevos dueños a perros y gatos abandonados en la calle o perreras municipales se ha convertido en una práctica bastante habitual, sobre todo también gracias a Internet. Y la mayor demanda de esos animales, ya estén enfermos o sanos, proviene de países centroeuropeos, especialmente de Alemania, Suiza, Austria u Holanda. La justificación más recurrente es que se evita el sacrificio de miles de ellos y, de paso, las administraciones se quitan de encima un problema irresuelto como es la permisiva cultura del abandono masivo de mascotas.
Pero la sociedad protectora Vicky Moore no comulga con esta salida. «Reconocemos, sin el menor resquicio para la duda y desde el más sincero agradecimiento, los esfuerzos encomiables que muchas protectoras de animales de otros países hacen para ayudar al triste destino de los perros y gatos abandonados en nuestra sociedad. Pero con idéntica claridad tenemos que exponer las dudas razonables sobre el destino que pueden estar dando algunos colectivos `proteccionistas' a muchos de estos animales exportados; situación que se agrava por la falta de un control riguroso que garantice la bondad de su nueva vida», declaran en su informe.
El documento desmitifica también la creencia del `amor' por los animales en estos países receptores o que se trate de `paraísos' animales, aseverando que también allí hay muchos abandonos y sacrificios. «Desde hace años, veterinarios alemanes, suecos... vienen alertando de la existencia de asociaciones protectoras de animales de carácter muy dudoso, para las que el comercio de perros vagabundos españoles es muy provechoso, y la supuesta `salvación de los animales' ofrecida es más que cuestionable». La asociación se cuestiona: «¿Ciertamente existen tantos miles y miles de familias adoptivas, incondicionales hasta el punto de recibir animales con graves enfermedades?, ¿son honradas, íntegras todas las protectoras y personas particulares que se dedican a llevarse los animales?».
Este colectivo insiste en que «el tiempo está demostrando que enviar los animales a otro país no está arreglando el problema, al contrario, ayuda a que la situación se haga endémica. Esta solución abona la desidia de las instituciones que escaquean la obligación que tienen de luchar por erradicar el abandono de nuestra sociedad».
Respuestas al informe
No hay ni qué decir la polvareda que ha levantado entre esas asociaciones este documento que acompaña decenas de datos con frases como que «la cuestión es descubrir estas prácticas oscuras que se ocultan bajo el disfraz de la protección». En Internet las críticas de algunas de ellas no se han hecho esperar y ayer en muchos comentarios se acusaba a la asociación Vicky Moore de mentir y preferir el sacrificio de estos animales a su envío a otros lugares.
«Es triste que una protectora que supuestamente defiende a los animales prefiera que se sacrifiquen a darles la oportunidad de vivir en otro país que tanto ejemplo dan en defensa de los animales», criticaba en la red una voluntaria de Apasos Bilbao, `exportadora' de animales. «Apasos Vitoria lleva 6 años haciendo viajes a Alemania y contamos con cientos de pruebas gráficas de la situación de los animales después de ser adoptados», le recriminaba otra. Y seguro que en próximos días las réplicas y los debates en foros de Internet no se harán esperar. La sociedad alavesa Vicky Moore ha puesto en el punto de mira la trastienda de una práctica avalada por las administraciones, pero casi desconocida para el gran público.
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