Si la cercanía y el cuidado de los caballos puede ayudar a las personas discapacitadas en su desarrollo, por qué no iba a suceder lo mismo con la atención de un perro y el colectivo de personas mayores. De momento, el Ayuntamiento de Arroyo de la Luz ha apostado por este tipo de terapia y parece que está dando rendimiento, al decir de las propias pacientes.
Cerca de 50 mayores de edades comprendidas entre los 70 y los 96 años se encuentran participando activamente en este programa, en cuyo desarrollo juega un papel importante un joven de la localidad Carlos Cambero, especialista en el adiestramiento de perros con fines terapéuticos. Los lunes, miércoles y viernes son días de terapia con perro en la residencia pública de la localidad 'Nuestra Señora de la Luz', mientras que los martes y jueves la acción se traslada al centro de día de Arroyo. En cada sesión también participa Carmen Mirón, terapeuta ocupacional de los centros, y Montaña Hurtado, fisioterapeuta.
«Las personas mayores se sienten dispuestas a dar órdenes para que el perro se siente, les traiga una pelota, les dé la mano o lo peinan, todo ello en la creencia de que están enseñando al perro, en lugar de entender que es él el que les está ayudando a ellos», explican desde el Ayuntamiento arroyano.
El perro en cuestión responde al nombre de Balú, un labrador retriever de apenas dos años que Carlos lleva entrenando desde que nació. Para el alcalde de Arroyo de la Luz, Santos Jorna «el perro les ofrece la posibilidad de expresar de una manera muy práctica sentimientos, sensaciones, hacer ejercicios físicos y ejercitar la memoria sin esfuerzo. Lo que se demuestra es que con la presencia del perro mejoran su motivación y atención, su participación, su psicomotricidad, ».
Librada Pajares, de 94 años, se muestra contenta. «Balú es muy listo, sólo le falta poder hablar» afirma, mientras que Domitila Bello, de 87, comenta que «se le nota que está aprendiendo mucho desde que le estamos enseñando a hacer muchas cosas». Para Isabel Carrero, de 90 años «es uno mas de la residencia, nos ha costado aprender su nombre, pero ya nos hace caso».
La directora de la residencia de mayores, Adriana Ramos, asegura, que efectivamente se ha notado en las personas participantes los efectos beneficiosos de la presencia de Balú en las sesiones. «Están deseando que llegue y hablan muy a menudo de lo que Balú ha hecho cada día».
Cerca de 50 mayores de edades comprendidas entre los 70 y los 96 años se encuentran participando activamente en este programa, en cuyo desarrollo juega un papel importante un joven de la localidad Carlos Cambero, especialista en el adiestramiento de perros con fines terapéuticos. Los lunes, miércoles y viernes son días de terapia con perro en la residencia pública de la localidad 'Nuestra Señora de la Luz', mientras que los martes y jueves la acción se traslada al centro de día de Arroyo. En cada sesión también participa Carmen Mirón, terapeuta ocupacional de los centros, y Montaña Hurtado, fisioterapeuta.
«Las personas mayores se sienten dispuestas a dar órdenes para que el perro se siente, les traiga una pelota, les dé la mano o lo peinan, todo ello en la creencia de que están enseñando al perro, en lugar de entender que es él el que les está ayudando a ellos», explican desde el Ayuntamiento arroyano.
El perro en cuestión responde al nombre de Balú, un labrador retriever de apenas dos años que Carlos lleva entrenando desde que nació. Para el alcalde de Arroyo de la Luz, Santos Jorna «el perro les ofrece la posibilidad de expresar de una manera muy práctica sentimientos, sensaciones, hacer ejercicios físicos y ejercitar la memoria sin esfuerzo. Lo que se demuestra es que con la presencia del perro mejoran su motivación y atención, su participación, su psicomotricidad, ».
Librada Pajares, de 94 años, se muestra contenta. «Balú es muy listo, sólo le falta poder hablar» afirma, mientras que Domitila Bello, de 87, comenta que «se le nota que está aprendiendo mucho desde que le estamos enseñando a hacer muchas cosas». Para Isabel Carrero, de 90 años «es uno mas de la residencia, nos ha costado aprender su nombre, pero ya nos hace caso».
La directora de la residencia de mayores, Adriana Ramos, asegura, que efectivamente se ha notado en las personas participantes los efectos beneficiosos de la presencia de Balú en las sesiones. «Están deseando que llegue y hablan muy a menudo de lo que Balú ha hecho cada día».
Noticia y foto del Diario HOY, 11 de febrero de 2010.