LAS AUTORIDADES COMIENZAN A CONTROLAR LAS ARMAS EN LOS FESTEJOS.!BIEN POR LA ALCALDESA¡

Noticias y foto del diario Hoy, 5 de febrero 2010.

La costumbre cillerana, al igual que otras poblaciones, dicta que los escopeteros acompañan a San Blas durante su procesión durante el 3 y el 4 de febrero, lanzando disparos de salvas al aire. Este año, en cambio, no ha sucedido así. La polémica se ha apoderado de los festejos y ha girado en torno al uso de las armas. El Ayuntamiento ya había anunciado que quienes tuvieran intención de participar en el festejo deberían pedir una solicitud, que a su vez tendría que autorizarse por parte de la Guardia Civil. Así lo hicieron poco más de 30 vecinos. «Ha habido un plazo para que las pidieran, pero no todos lo hicieron y temían que se les pidieran los papeles», manifiesta la alcaldesa de Cilleros, Victoria Eugenia Toribio.
Alrededor de la iglesia se congregaron el miércoles un buen número de escopeteros (más de los inscritos) y también la Benemérita. Al ver a los agentes que, según algunos, «eran más que en otras ocasiones», decidieron desistir de la tradición. Depositaron sus armas en el suelo y se sentaron en señal de protesta. Lo mismo hicieron en la jornada de ayer.
«Se sintieron intimidados», opina la dirigente, quien detalla que el Ayuntamiento «cumplió lo que tenía que cumplir» solicitando los permisos y que también la Guardia Civil «hizo su trabajo». Para ella, «las tradiciones son respetables pero hay que integrarlas con la normativa y la legalidad y tampoco es tan complicado».
Control
Las opiniones y el debate sobre lo sucedido han corrido como la pólvora. Y, como era de esperar, las hay para todos los gustos. Hay vecinos que son partidarios de que se actúe conforme a la ley y les parece correcto que se tenga un control sobre las armas que se van a utilizar en este acto para evitar que se produzcan incidentes.
Otros, en cambio, abogan por la tradición. «Hemos estado esperando todo el año a que llegara San Blas para, finalmente, no poder acompañar a la imagen», comenta un cazador. Hay quienes quieren, incluso, que «se permita participar a los menores que vayan acompañados de sus padres o de un responsable».
Los vecinos no daban crédito al ver al Santo salir y volver a entrar sin el sonido habitual. «Esto no ha sido lo de otros años», comentaban a las puertas de la iglesia, mientras unos a otros se preguntaban qué había pasado en realidad. Los blogs sobre Cilleros en Internet también rebosaban comentarios para todos los gustos. En muchos casos, se hacía una defensa de la Ley en el control de las armas.
El reglamento sobre su uso es claro. Está prohibida su utilización pero se hacen algunas excepciones en el caso de tradiciones como ésta. Lo único que se precisa es que los participantes se inscriban en una lista y aporten algunos datos, como el DNI, la licencia de armas actualizada y la escopeta que van a utilizar. Todo ello «para darle seguridad a las fiestas», señalaban ayer desde la Subdelegación del Gobierno.
El tono grisáceo tiñó ayer este municipio serregatino, y no sólo por las nubes que acechaban. Con San Blas 2010 ya en el baúl, habrá que esperar hasta el próximo año para comprobar si el ritual y la normativa llegan o no a conjugarse.