QUIERO SEIS TIGRES PARA CAZARLOS EN UNA FINCA EN ESPAÑA.



EL MUNDO. Crónica, 7 de febrero de 2010.
El comprador era un rico del País Vasco. Quería animales salvajes, quizás de Bengala. La Guardia Civil desmontó la trama hace unos días. Estas cacerías son más frecuentes de lo que se piensaALFREDO MERINOTodo empieza con una llamada. Un pedido telefónico. Después, un camión cruza media Europa con un cargamento de animales salvajes, arrancados antes de una lejana selva. El final del viaje: un coto español donde, excitados por la caza clandestina, caras escopetas nacionales aguardan la suelta del animal. Hay gritos, disparos, brazos en alto para celebrar la exótica pieza abatida y sangre. Mucha sangre sobre el campo para que cuando el ejemplar llegue a la mesa del taxidermista y le corte la cabeza, todo parezca pulcro. Todo empieza con una llamada. Como esta:-Tenemos que cambiar el pedido. Ahora necesitamos seis en vez de los que te había encargado. Aunque hay que renegociar el precio, no puedo comprártelos por más de 20.000 euros cada uno.-Esto ya lo habíamos hablado, colega. Ya sabéis que es mucho más complicado traerlos de seis en seis que sólo uno o dos.-Con la crisis no puedo pagar más. Además, no olvides todo lo que te he comprado otras veces. A los buenos clientes hay que cuidarlos.-Puedo bajar hasta 25.000. Menos, perdería dinero.-Joder, pedidos así no vas a tenerlos todos los días: 23.000.-Vale colega, de acuerdo. Hacéis de mí lo que queréis.-No te quejes, que es un negocio redondo para vosotros. Trato cerrado. Eso sí, los necesito en el coto como muy tarde a finales de la próxima semana.-Pero envíame la pasta hoy mismo para pagar a mis contactos.Todo termina con una llamada. A la puerta de una casa de postín en una ciudad española y la entrega de un paquete. Dentro, por ejemplo, la cabeza de un tigre de bengala. O de un lobo ibérico. O de un puma... No ha resultado fácil al teniente de la Guardia Civil Arturo Notivoli y sus hombres empezar a montar el rompecabezas. Seguían el rastro de un lobo -por ello bautizaron a la operación como Lobezno- cuando se dieron de bruces con un espectáculo que se creía desterrado del territorio español: safaris de tigres y leones para cazadores sin escrúpulos.El último episodio databa de 2005. Entonces, compañeros de Notivoli adscritos al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) de Extremadura habían sorprendido a una pandilla de impresentables señores clavando sus pezuñas sobre un tigre abatido. Ocurrió en Badajoz. En Monterrubio de la Sierra. En el coto Los lunares, 70 hectáreas hurtadas a las miradas de extraños por una valla perimetral de dos metros de altura. De la veintena de implicados en el cruel matarile de tigres, lobos, linces y leones, finalmente fueron condenados cinco... Y se creía que con la sentencia se había acabado la fiesta. Pero no.
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