Los estamos viendo cada vez más.
Las llamadas a las protectoras se repiten cada día.
Cuando eres mayor y te dicen que ya no puedes vivir sólo y te convencen para ir a una residencia pero la condición es que tu gato, tu perro...tu, a veces, única compañía y familia, no puede ir contigo y siendo también viejito te fuerzan a entregarlo a una perrera.
Cuando te sacan de tu casa desahuciado y te quedas en la calle y familiares y amigos te echan una mano pero a tu perro o gato no.
Cuando la vida te da muy duro y acabas en las calles y tu perro o tu gato son los que se quedan contigo pero no pueden entrar en los refugios para dormir contigo.
Desde la Federación pedimos a las administraciones: sensibilidad, respeto, que se informen y se asesoren, que tengan comprensión y que las personas, viejas o jóvenes, con casa o sin ella, con recursos o en situaciones límites tengan la posibilidad de seguir compartiendo su vida con los que son sus mejores amigos.
En relación a este tema os animamos a leer el preciosos artículo de Marta Navarro Garcia en el Caballo de Nietzsche. "Los mayores lloran en las residencias la separación forzosa de sus animales"