Hay
que estar mentalmente enfermo o ser el lógico engendro de una
ignorancia tenebrosa para disfrutar con la práctica de la crueldad; pero
utilizar el instrumento de la retórica para que esa práctica perdure,
convertida en un derecho humano, es el acto demoníaco por
excelencia.Este acto llamado “rasgo cultural” es una barbaridad… que
dolor más grande y sufrimiento injusto deben sentir los toros antes de
morir y cómo la gente puede disfrutar de estos espectáculos de maltrato
animal, que sólo sirven para un desorientado entretenimiento
(in)humano.Realmente tengo la esperanza que este tipo de actos se
terminen extinguiendo al igual que en su tiempo fueron, las luchas de
gladiadores". Jorge Ross, Torero arrepentido.
La declaración anterior es parte de una recopilación de testimonios que tiene como objeto rebatir el argumento acerca de
nuestro supuesto desconocimiento e ignorancia sobre esta tradición que
motiva nuestro repudio, que sin embargo para su pesar de los
defensores de la tauromaquia, aqui presentamos estos testimonios de
personas que lo han conocido en diversas circunstancias y manifiestan su
arrepentimiento en la participación de las mismas.
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