Cuarenta semanas después de su gestación ve la luz el primer toro bravo clonado de la historia, «Got». El lugar elegido para el alumbramiento fue Frómista, provincia de Palencia, y la hora, las seis de la mañana del pasado martes. Todo un hito científico, ganadero y taurino.
La incógnita se cierne sobre la utilidad de estas reses en un ruedo, ¿serán animales con un comportamiento «normal» durante la lidia? Visto que la parte técnica ha sido un éxito, ahora las dudas recaen sobre la utilidad de los nuevos seres para el espectáculo de los toros: bureles clonados, faenas idénticas y toreros homogéneos. Esta puede ser la interpretación negativa de este acontecimiento.
Los grandes ganaderos hablan de este hito con diferentes criterios: los hay que ven la clonación como una herramienta que se empleará en contadas ocasiones, mientras que otros lo ven como una fase más en la mejora de la cabaña brava.
Desde la fundación Fevive, responsable del proyecto, se muestran orgullosos por los logros que se han alcanzado. El objetivo que se propusieron hace tres años, cuando se sentaron las bases de una iniciativa pionera en España, se ha cumplido en su primera fase. «Se trata de un sueño hecho realidad», aseguró el investigador Vicente Torrent en la rueda de prensa para presentar el resultado del trabajo de su equipo.
Se está haciendo especial hincapié en el hecho de que sólo se trata de un primer paso de una labor científica que dará sus frutos en los próximos años, porque su aplicación en otras especies en peligro de extinción es la siguiente estación. «La investigación seguirá porque lo que nos preocupa es que desaparezcan especies en vías de extinción y de ahí intentar la clonación ahora lograda con toros bravos, manteniendo una técnica para preservar la variabilidad genética creando un banco de tejidos», aseguró Torrent.
No se olvidó de la colaboración desinteresada de los propietarios de las explotaciones ganaderas donde pacen las vacas frisonas que han gestado a la nueva criatura y a la que está por nacer en las próximas fechas. «Javier Azpeleta y Alfonso San Juan han colaborado de forma altruista junto a un veterinario de la zona, Julio César Díaz, que es el mejor experto español en el manejo de ganado vacuno», recordó el veterinario.
De cara al futuro del animal nacido, y los dos que quedan por nacer, se ha asegurado que su esperanza de vida es similar a la de cualquier otro burel, entre quince y veinte años si no es lidiado en un coso. El animal nacido el pasado martes no podrá ser lidiado, aunque en el próximo mes de agosto, nacerá un hermano de «Got» del vientre de una vaca brava.
La incógnita se cierne sobre la utilidad de estas reses en un ruedo, ¿serán animales con un comportamiento «normal» durante la lidia? Visto que la parte técnica ha sido un éxito, ahora las dudas recaen sobre la utilidad de los nuevos seres para el espectáculo de los toros: bureles clonados, faenas idénticas y toreros homogéneos. Esta puede ser la interpretación negativa de este acontecimiento.
Los grandes ganaderos hablan de este hito con diferentes criterios: los hay que ven la clonación como una herramienta que se empleará en contadas ocasiones, mientras que otros lo ven como una fase más en la mejora de la cabaña brava.
Desde la fundación Fevive, responsable del proyecto, se muestran orgullosos por los logros que se han alcanzado. El objetivo que se propusieron hace tres años, cuando se sentaron las bases de una iniciativa pionera en España, se ha cumplido en su primera fase. «Se trata de un sueño hecho realidad», aseguró el investigador Vicente Torrent en la rueda de prensa para presentar el resultado del trabajo de su equipo.
Se está haciendo especial hincapié en el hecho de que sólo se trata de un primer paso de una labor científica que dará sus frutos en los próximos años, porque su aplicación en otras especies en peligro de extinción es la siguiente estación. «La investigación seguirá porque lo que nos preocupa es que desaparezcan especies en vías de extinción y de ahí intentar la clonación ahora lograda con toros bravos, manteniendo una técnica para preservar la variabilidad genética creando un banco de tejidos», aseguró Torrent.
No se olvidó de la colaboración desinteresada de los propietarios de las explotaciones ganaderas donde pacen las vacas frisonas que han gestado a la nueva criatura y a la que está por nacer en las próximas fechas. «Javier Azpeleta y Alfonso San Juan han colaborado de forma altruista junto a un veterinario de la zona, Julio César Díaz, que es el mejor experto español en el manejo de ganado vacuno», recordó el veterinario.
De cara al futuro del animal nacido, y los dos que quedan por nacer, se ha asegurado que su esperanza de vida es similar a la de cualquier otro burel, entre quince y veinte años si no es lidiado en un coso. El animal nacido el pasado martes no podrá ser lidiado, aunque en el próximo mes de agosto, nacerá un hermano de «Got» del vientre de una vaca brava.