SÓLO DENUNCIANDO Y CON LA JUSTICIA PODREMOS PARAR LA BARBARIE.

Miedo. Esta es la sensación con la que vive una familia y sus vecinos después de encontrar muertos a los dos mastines que custodiaban su chalé. Todo ocurrió en la madrugada del jueves al viernes, cuando un individuo entró en la parcela, situada en una zona conocida como las Macillas, muy cerca de Calamonte, pero en el término municipal de Mérida, al que se accede por una pista de tierra que parte desde San Isidro. Dos tiros a bocajarro con una escopeta de caza acabaron con la vida de los animales, un macho de dos años, y una hembra de algo más de uno.

En ese momento los dueños no se encontraban en la propiedad, ya que la utilizan para pasar los fines de semana desde hace tres años cuando la compraron. Juan Miguel Ruano, que vive en Arroyo de San Serván con su mujer y sus dos hijos, de doce y ocho años, denunció los hechos ante la Guardia Civil el pasado viernes. Junto a la denuncia ha presentado el informe de un veterinario.

Este fin de semana no han pasado allí la noche, como es habitual. "Allí no me quedo a dormir con mis hijos sabiendo que hay alguien suelto con una escopeta capaz de hacer esto", señala Juan Miguel. Sobre el autor de los disparos asegura que sospecha de un cabrero que pasa cada día por la puerta de su propiedad que ya ha protagonizado, asegura, enfrentamientos con otros vecinos de la zona. Cuando el rebaño pasa junto a la puerta los perros ladran al ganado y a los canes que acompañan al pastor. Además, "alguna vez se han escapado mis perros y se han peleado con los suyos", afirma Juan Miguel, que no alcanza a comprender que alguien haya saltado la valla para asestar dos tiros a sus perros. Según dice, la intencionalidad de los actos es evidente teniendo en cuenta que no ha desaparecido nada de dentro ni fuera del chalé.

Su mujer fue quien se encontró a los animales. El primero junto a la puerta de la parcela, y el segundo cerca de la casa. "Se ve que se asustó con el primer disparo y huyó, pero lo persiguieron, saltaron por la parte de atrás de la casa y allí le dispararon", añade Juan Miguel, que está convencido de que algún vecino (en esta zona hay 52 chalés) debió escuchar los tiros, pero de momento ninguno ha dicho nada.

Ahora espera que la Guardia Civil consiga las pruebas suficientes para dar con el autor. Los agentes del Seprona ya han tomado fotografías y han recogido los restos de los cartuchos del calibre 12 usados. Lo malo es que "esto no es como en la televisión", afirma Juan Miguel, en referencia a las pruebas que pudieran obtenerse a partir de los mismos.