CONCENTRACIÓN EN CORIA CONTRA EL MALTRATO ANIMAL
Nerviosos, expectantes, pero también decididos y emocionados acudimos a Coria.
En el autobús nos reconocimos de manera personal aquellos que únicamente habíamos tenido contacto por internet o móvil, y abrazamos a otros, amigos y compañeros, que comparten nuestras esperanzas y dolor.
Llegamos a Coria, caía a plomo un sol de justicia. Justicia que queremos para el toro que morirá el 23 de junio en estas mismas calles. Calles que recorrimos para denunciar la brutalidad y la crueldad de los San Juanes de Coria. El calor nos recibió y con él, un gran número de ciudadanos de este pueblo, pero muchos menos de los que esperábamos.
Con decisión bajamos nuestras pancartas del vientre de los autobuses, pancartas que les devuelven en imágenes el daño que harán a un pobre animal, la visión de otros toros muertos a sus manos.
Improperios, gestos obscenos... no los escuchamos, seguimos caminando por las calles de Coria. Mientras ellos vitoreaban a San Juan, nosotros rogábamos por el toro.
Hicimos el recorrido que el toro correrá, en cierto modo nos hemos encontrado en su piel: gritos, amenazas, insultos, malos modos, provocaciones y rejas que protegen al hombre y que al toro le impedirá escapar. Hemos sentido lo mismo que el recibirá, pero nosotros, tras leer un manifiesto y hacer un homenaje a Vicky Moore, nos marchamos por nuestros pies, el toro no lo conseguirá, morirá en esa arena que hemos pisado.
Ha valido la pena, nuestra único dolor: no poder salvar al toro de Coria de 2009, él aún sucumbirá ante la barbarie y la atrocidad humana, sin que el sacrificio de muchos que han recorrido cientos de kilómetros para alzar su voz en su defensa pueda salvar su vida, al menos por ahora.
Cuando nos fuimos, nuestras voces, más de doscientas venidas de toda España, se unieron en un saludo de despedida: "El próximo año seremos más", en los corazones de los que hemos acudido a Coria, se convierte en una promesa. Más valientes, más fuertes y más decididos, volveremos. Ojalá fuera para compartir risas y vinos con los caurienses en una fiesta sin toro…
Llegamos a Coria, caía a plomo un sol de justicia. Justicia que queremos para el toro que morirá el 23 de junio en estas mismas calles. Calles que recorrimos para denunciar la brutalidad y la crueldad de los San Juanes de Coria. El calor nos recibió y con él, un gran número de ciudadanos de este pueblo, pero muchos menos de los que esperábamos.
Con decisión bajamos nuestras pancartas del vientre de los autobuses, pancartas que les devuelven en imágenes el daño que harán a un pobre animal, la visión de otros toros muertos a sus manos.
Improperios, gestos obscenos... no los escuchamos, seguimos caminando por las calles de Coria. Mientras ellos vitoreaban a San Juan, nosotros rogábamos por el toro.
Hicimos el recorrido que el toro correrá, en cierto modo nos hemos encontrado en su piel: gritos, amenazas, insultos, malos modos, provocaciones y rejas que protegen al hombre y que al toro le impedirá escapar. Hemos sentido lo mismo que el recibirá, pero nosotros, tras leer un manifiesto y hacer un homenaje a Vicky Moore, nos marchamos por nuestros pies, el toro no lo conseguirá, morirá en esa arena que hemos pisado.
Ha valido la pena, nuestra único dolor: no poder salvar al toro de Coria de 2009, él aún sucumbirá ante la barbarie y la atrocidad humana, sin que el sacrificio de muchos que han recorrido cientos de kilómetros para alzar su voz en su defensa pueda salvar su vida, al menos por ahora.
Cuando nos fuimos, nuestras voces, más de doscientas venidas de toda España, se unieron en un saludo de despedida: "El próximo año seremos más", en los corazones de los que hemos acudido a Coria, se convierte en una promesa. Más valientes, más fuertes y más decididos, volveremos. Ojalá fuera para compartir risas y vinos con los caurienses en una fiesta sin toro…